La Organización del Califato
El término califato (en árabe, transliteración
fonética al español: Jalifa, transliteración fonética
árabe: Khalifa, (pronunciado fue inicialmente liderado por los
discípulos de Mahoma como una continuación del sistema religioso
establecido por el Profeta conocido como 'Califatos de Rashidun'. Un
"califato" es también un Estado que implementa este tipo de
sistema político.
La rama sunita del Islam
estipula que, como jefe de Estado, un califa debe ser elegido por los
musulmanes o sus representantes.1 Los seguidores del Islam chiíta, sin
embargo, creen que un califa debe ser un Imam elegido por Dios de Ahl al-Bayt
(la "Familia de la Casa", los descendientes directos de Mahoma). En
términos más simples, la mayoría suní favorece las elecciones, mientras que la
minoría chiíta prefiere la línea de la sangre
Califatos del Islam
Surgieron o se crearon los
siguientes califatos:
·
Cuatro Califas Ortodoxos (632-661).
Elegidos por la comunidad. Único califato reconocido por suníes y chiíes. Su
capital fue Medina.
·
Califato Omeya (661-756).
Primer califato hereditario de orientación sunnita. Su capital fue Damasco.
·
Califato Abbasí (756-1517).
De orientación sunní. Su capital fue Kufa (756-762), luego Bagdad (762-1258)
y finalmente El Cairo (1258-1517).
·
Califato Fatimí (909-1171).
De orientación chií. Sus capitales fueron Kairuán (909-973)
y El Cairo (973-1171).
·
Califato Omeya de Córdoba (929-1031).
De orientación sunnita.
·
Califato Otomano (1517-1924).
De orientación sunnita. Su capital fue Estambul. Turquía abolió
el califato en la reforma constitucional de 1926.
·
Califato de Sokoto (1809-1903)
Además, el Imperio
almohade (1145-1269), con capital en Marrakech, aunque no fue
oficialmente un califato ni su gobernante usó el título de califa, sí hizo uso
de un tratamiento habitualmente asociado al califa: el de príncipe de los
creyentes (luego heredado por el sultán de Marruecos, hasta la
actualidad).
Por otro lado, Husayn
ibn Ali jerife de La Meca, tras la caída del Imperio Otomano y
en medio de los debates que recorrían el mundo islámico sobre la recuperación
del recién abolido califato, utilizó durante unos años, hasta su muerte, el
título de califa. El califa era también la máxima autoridad del imperio
islámico.
Controversias
En 2014 Abu Bakr
al-Baghdadi en nombre del autodenominado Estado Islámico de Irak y el
Levante anunció un autoproclamado califato de orientación sunnita salafista.
Su supuesta capital era Al Raqa desde 2014 hasta que el 17 de octubre
de 2017 las Fuerzas Democráticas Sirias se hicieron con el control
total de la ciudad. El 23 de marzo de 2019 EEUU y las fuerzas kurdas anuncian
el fin del 'califato' del Estado Islámico en Siria.
Se organizó
como una monarquía absoluta y teocrática, pues el califa era la máxima
autoridad política, militar y religiosa.
Para
ayudarse en la administración central era asistido por visires o ministros
(hayid). Estos dirigen la administración central en nombre del califa.
En
cuanto a la administración territorial, los territorios del califato se
dividieron en grandes provincias o emiratos, dirigidas por un emir (wali) con
amplios poderes y autonomía. Los emiratos se dividían a su vez en provincias
más pequeñas, llamadas coras, gobernadas por un valí.
La
administración de justicia era desempeñada por los jueces o cadíes, que se
encargaban de aplicar las leyes que se extraían de las enseñanzas del Corán.
Por
último, tenemos a los tesoreros reales (diwanes), encargados de recaudar
impuestos.
En el propio lema
de Estado Islámico, “permanecer y expandirse” (Baqiyya wa tatamaddad),
encontramos la amenaza en un doble nivel que supone este actor yihadista
salafista y la construcción de su proyecto político del Califato:
El primer nivel de
amenaza ya conocido es el de su expansión territorial a través de la yihad ofensiva (jihad
al talab) para realizar el proselitismo (Dawah) y la imposición de su
interpretación del Islam en los territorios conquistados. En este sentido,
deberíamos aproximarnos a este proyecto político no como un intento de crear un
Estado-nación como erróneamente nos podría llevar a interpretar el concepto de
“Dawla” que forma parte de la denominación de Estado Islámico (Al Dawla al
Islamiyya), sino a través de la asimilación del concepto de Califato con el de
Imperio. Así, lo que intenta el grupo yihadista salafista es construir un
Califato (Imperio) global.
El segundo nivel de
la amenaza viene representada por la voluntad de permanencia de Estado Islámico
en los territorios conquistados. Para ello, el grupo yihadista ha creado una
organización administrativa con una estructura central, provincial, sectorial y
local que le permite ejercer la soberanía sobre la población del ámbito
territorial controlado, poseer el monopolio de la violencia y de la
administración de justicia en el mismo (control y represión), así como
presentarse ante sus ciudadanos como un “bread provider” o proveedor de pan y
servicios para cubrir las necesidades básicas de la población y ganarse sus
corazones y sus mentes.
Este contrato
social en el que Estado Islámico intenta ofrecer a la población servicios,
orden y estabilidad a cambio de someterse a su autoridad e ideario ya se está
implementando en diferentes niveles en algunas de las 34 provincias reconocidas
por el grupo yihadista, en concreto, las que se sitúan territorialmente en
Irak, Siria y Libia,
y, en menor medida en la provincia del Sinai en Egipto.
Esto transfiere a
Estado Islámico un carácter de protoestado e incluso, a nivel de relaciones
internacionales, unas características de actor revisionista (actor que quiere
cambiar el orden del sistema internacional a través del hard balancing)
a nivel regional a través de sus acciones e ideología que hasta la fecha no
había alcanzado ningún otro grupo yihadista salafista en esa magnitud. Ello
supone una nueva dimensión de la amenaza yihadista hasta ahora no conocida: la
gestión administrativa de amplios territorios. En este sentido, una de las
lecciones que aprendió Estado Islámico del fracaso de su experiencia de 2007 a
2011 en Irak (actuando bajo el nombre de Estado Islámico de Irak) es que para
construir un Califato se debe dar a la unidad de explosivos de una compañía del
frente militar y al departamento de Servicios Públicos de su organización
administrativa la misma importancia.
Precisamente, es en
esta estructura administrativa que conforma el segundo nivel de la amenaza
yihadista no conocida en la que el autor va a centrar este trabajo. La
descripción y el análisis de dicha organización administrativa resulta clave
para saber la viabilidad del proyecto de consolidación del Califato por parte
de Estado Islámico. Es decir, si el mismo tiene posibilidades de mantenerse y
expandirse o, por el contrario, puede colapsar desde dentro a medio o largo
plazo. Sin embargo y tal como destacan los analistas Laith Alkhouri y Alex
Kassirer en un artículorecientemente
publicado sobre el mismo tema, en estos momentos existe un enorme vació de
inteligencia sobre la eficiencia y eficacia del sistema administrativo de
Estado Islámico que impide poder realizar una valoración de su viabilidad. La
no accesibilidad de actores independientes a los territorios en los que
gobiernan y la propia propaganda de Estado Islámico como única fuente de
información dificultan enormemente esta labor.
En la misma
dirección, se produce el mismo vacío de inteligencia si se intenta realizar una
aproximación Top-Down a la organización administrativa de Estado Islámico. Es
decir, desde su estructura central hasta la local. Por las características del
propio actor, existe un enorme hermetismo en el funcionamiento de la estructura
a nivel “ministerial” de Estado Islámico, tanto en los órganos de toma de
decisiones como son el Consejo de la Shura del Califato y el Consejo de la
Sharia, como del nombre de otros “ministerios” y como funcionan, o del propio
organigrama que lo conforma. A excepción del califa Abu Bakr al-Bagdadi, del
portavoz Abu Mohammad al-Adnani, del supuesto número dos del grupo al que
Estados Unidos ha dado ya por muerto hasta tres veces, del nombre de algún
comandante de Guerra o del único Sharia conocido integrado en su estructura,
Turki al Binali, poca información actualizada (y reitero lo de actualizada) más
está disponible fuera de las agencias de inteligencia que trabajan sobre el
tema. La aproximación más actual y veraz de la estructura “ministerial” y
central de Estado Islámico que se ha realizado es la del artículo del
analista Aymmen al-Tamimi.
A pesar de ello, el
autor opta por una aproximación Bottom-Up ya que a nivel local y provincial sí
se dispone de documentación para intentar estructurar la organización
administrativa a nivel local, sectorial y provincial de Estado Islámico. Esta
información ha sido filtrada u obtenida y, posteriormente verificada, por
algunos analistas iraquíes y sirios como el propio al-Tamimi que dispone de un
amplia red de colaboradores sobre el terreno que le ha permitido crear un
archivo documental de gran valor para cualquier investigador. Al mismo tiempo,
parte de la propaganda que Estado Islámico emite para proyectarse como un actor
protoestatal y promocionarse como prestador de servicios y gestor de
territorios se realiza a nivel local y provincial. Desde junio de 2014, el
autor del artículo ha recopilado el material audiovisual y fotográfico
relacionado con el tema y producido por el grupo yihadista, además de hacer
seguimiento de blogs y cuentas de simpatizantes y afiliados en redes sociales.
A ello se debería
añadir que la organización administrativa de Estado Islámico se podría regir
porel principio de subsidiariedad o proximidad en la que la autoridad más
próxima es la encargada de prestar el servicio o solucionar el problema o
asunto. Aún teniendo en cuenta que este principio permite la creación de
oficinas ad hoc o sectoriales para dar respuesta a problemas concretos o
locales, estructurar la organización administrativa a nivel local o provincial
permite realizar la replica a nivel ministerial. Aunque en este trabajo sólo se
va a describir y analizar la administración provincial e inferiores por las
razones ya expuestas.
Así y antes de
entrar en el capítulo de la descripción y análisis de la organización
administrativa a nivel provincial, se deberían hacer algunas consideraciones:
La organización
administrativa y su aplicación se realizan según el método profético marcado
por el Consejo de la Sharia y sin desviarse de la aqida (creencia religiosa) y
del manhaj (aplicación del concocimiento de la creencia correcta) que sigue
Estado Islámico.
El artículo
describe una estructura tipo y actualizada de organización administrativa
provincial, sectorial y local que ya se está aplicando en las provincias de
Nineve (Irak) y Raqqa (Siria). Pero ello no significa que dicha estructura sea
verdad absoluta o dogma de fe en el sentido que aún existen vacíos de
inteligencia en la misma y la posibilidad de la existencia de más departamentos
y oficinas, así como variaciones o más funciones asignadas a los departamentos.
Además, esta estructura tipo no se aplica en el mismo grado en todas las
provincias. Para ello, deberíamos diferenciar entre el nivel de control que
Estado Islámico ejerce en las mismas. Así, podríamos diferenciar cuatro niveles
diferentes:
1.
Control total o casi total de la provincia. Estado
Islámico ejerce la soberanía sobre el territorio y aplica la organización
administrativa en su totalidad como actor protoestatal. La actividad militar se
realiza a través de un ejército convencional. Ej. las provincias de Raqqa o
Níneve.
2.
Control de más de la mitad de la provincia. Estado
Islámico es el actor que ejerce la soberanía en el territorio controlado pero
hay otro actor que se lo desafía. Aplica la organización administrativa en su
totalidad. La actividad militar se realiza como insurgencia o, en algunos
casos, como ejército convencional. Ej. Las provincias de Al-Khayr, Anbar, Furat
o Jazerah
3.
Control de menos de la mitad de la provincia. Otro
actor ejerce más soberanía que Estado Islámico sobre la totalidad del
territorio. Se aplica la organización administrativa de manera limitada y no en
todos sus departamentos. Actividad militar como insurgencia y, en algunos
casos, uso del terrorismo como elemento táctico. Ej. Provincia de Barqa o Sinaí
4.
Territorio declarado como provincia pero con un mínimo
control sobre el mismo. Estado Islámico no ejerce soberanía sobre la provincia,
sino que esta corresponde a otros actores casi en su totalidad. No se puede
aplicar la organización territorial. Uso del terrorismo como elemento táctico.
Ej. Las provincias del Cáucaso, las siete declaradas en Yemen, la de Najd o
al-Jaza'ir, entre otras.
Finalmente, resulta
determinante no olvidarse del contexto que permite a Estado Islámico resurgir y
pasar de ser un grupo terrorista, con un nivel de actividad limitada y con unos
pocos centenares de miembros en 2010, a ser considerado por el autor como un
protoestado en 2015. En cinco años Estado Islámico ha mostrado una gran
capacidad de resistencia y adaptabilidad y ha maximizado las oportunidades que
la guerra civil siria, la crisis política iraquí y posterior guerra civil y el
conflicto libio le ha brindado. Lo mismo que está ocurriendo en Egipto.
En este contexto de
brutalidad y caos, Estado Islámico ha aplicado a la perfección uno de los
manuales de referencia del yihadismo, “The managment of Savagery” de Abu Bakr
Naji. Y en este contexto de brutalidad, la población civil muchas veces debe
elegir a corto plazo al actor que percive como el menos malo y el que le
suministra más bienestar y seguridad, independientemente de si está de acuerdo
o no con su ideario. Y en ello está parte del éxito que hasta el momento ha
logrado Estado Islámico y cuya pieza fundamental es su organización
administrativa.
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