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jueves, 6 de junio de 2019


La Organización del Califato

El término califato (en árabe, transliteración fonética al español: Jalifa, transliteración fonética árabe: Khalifa, (pronunciado fue inicialmente liderado por los discípulos de Mahoma como una continuación del sistema religioso establecido por el Profeta conocido como 'Califatos de Rashidun'. Un "califato" es también un Estado que implementa este tipo de sistema político.
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La rama sunita del Islam estipula que, como jefe de Estado, un califa debe ser elegido por los musulmanes o sus representantes.1​ Los seguidores del Islam chiíta, sin embargo, creen que un califa debe ser un Imam elegido por Dios de Ahl al-Bayt (la "Familia de la Casa", los descendientes directos de Mahoma). En términos más simples, la mayoría suní favorece las elecciones, mientras que la minoría chiíta prefiere la línea de la sangre

Califatos del Islam

Surgieron o se crearon los siguientes califatos:
·         Cuatro Califas Ortodoxos (632-661). Elegidos por la comunidad. Único califato reconocido por suníes y chiíes. Su capital fue Medina.
·         Califato Omeya (661-756). Primer califato hereditario de orientación sunnita. Su capital fue Damasco.
·         Califato Abbasí (756-1517). De orientación sunní. Su capital fue Kufa (756-762), luego Bagdad (762-1258) y finalmente El Cairo (1258-1517).
·         Califato Fatimí (909-1171). De orientación chií. Sus capitales fueron Kairuán (909-973) y El Cairo (973-1171).
·         Califato Omeya de Córdoba (929-1031). De orientación sunnita.
·         Califato Otomano (1517-1924). De orientación sunnita. Su capital fue Estambul. Turquía abolió el califato en la reforma constitucional de 1926.
·         Califato de Sokoto (1809-1903)
Además, el Imperio almohade (1145-1269), con capital en Marrakech, aunque no fue oficialmente un califato ni su gobernante usó el título de califa, sí hizo uso de un tratamiento habitualmente asociado al califa: el de príncipe de los creyentes (luego heredado por el sultán de Marruecos, hasta la actualidad).
Por otro lado, Husayn ibn Ali  jerife de La Meca, tras la caída del Imperio Otomano y en medio de los debates que recorrían el mundo islámico sobre la recuperación del recién abolido califato, utilizó durante unos años, hasta su muerte, el título de califa. El califa era también la máxima autoridad del imperio islámico.

Controversias

En 2014 Abu Bakr al-Baghdadi en nombre del autodenominado Estado Islámico de Irak y el Levante anunció un autoproclamado califato de orientación sunnita salafista. Su supuesta capital era Al Raqa desde 2014 hasta que el 17 de octubre de 2017 las Fuerzas Democráticas Sirias se hicieron con el control total de la ciudad. El 23 de marzo de 2019 EEUU y las fuerzas kurdas anuncian el fin del 'califato' del Estado Islámico en Siria.


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Se organizó como una monarquía absoluta y teocrática, pues el califa era la máxima autoridad política, militar y religiosa.
    Para ayudarse en la administración central era asistido por visires o ministros (hayid). Estos dirigen la administración central en nombre del califa.
    En cuanto a la administración territorial, los territorios del califato se dividieron en grandes provincias o emiratos, dirigidas por un emir (wali) con amplios poderes y autonomía. Los emiratos se dividían a su vez en provincias más pequeñas, llamadas coras, gobernadas por un valí.
    La administración de justicia era desempeñada por los jueces o cadíes, que se encargaban de aplicar las leyes que se extraían de las enseñanzas del Corán.
    Por último, tenemos a los tesoreros reales (diwanes), encargados de recaudar impuestos.

En el propio lema de Estado Islámico, “permanecer y expandirse” (Baqiyya wa tatamaddad), encontramos la amenaza en un doble nivel que supone este actor yihadista salafista y la construcción de su proyecto político del Califato:
El primer nivel de amenaza ya conocido es el de su expansión territorial a través de la yihad ofensiva (jihad al talab) para realizar el proselitismo (Dawah) y la imposición de su interpretación del Islam en los territorios conquistados. En este sentido, deberíamos aproximarnos a este proyecto político no como un intento de crear un Estado-nación como erróneamente nos podría llevar a interpretar el concepto de “Dawla” que forma parte de la denominación de Estado Islámico (Al Dawla al Islamiyya), sino a través de la asimilación del concepto de Califato con el de Imperio. Así, lo que intenta el grupo yihadista salafista es construir un Califato (Imperio) global.
El segundo nivel de la amenaza viene representada por la voluntad de permanencia de Estado Islámico en los territorios conquistados. Para ello, el grupo yihadista ha creado una organización administrativa con una estructura central, provincial, sectorial y local que le permite ejercer la soberanía sobre la población del ámbito territorial controlado, poseer el monopolio de la violencia y de la administración de justicia en el mismo (control y represión), así como presentarse ante sus ciudadanos como un “bread provider” o proveedor de pan y servicios para cubrir las necesidades básicas de la población y ganarse sus corazones y sus mentes.
Este contrato social en el que Estado Islámico intenta ofrecer a la población servicios, orden y estabilidad a cambio de someterse a su autoridad e ideario ya se está implementando en diferentes niveles en algunas de las 34 provincias reconocidas por el grupo yihadista, en concreto, las que se sitúan territorialmente en Irak, Siria y Libia, y, en menor medida en la provincia del Sinai en Egipto.
Esto transfiere a Estado Islámico un carácter de protoestado e incluso, a nivel de relaciones internacionales, unas características de actor revisionista (actor que quiere cambiar el orden del sistema internacional a través del hard balancing) a nivel regional a través de sus acciones e ideología que hasta la fecha no había alcanzado ningún otro grupo yihadista salafista en esa magnitud. Ello supone una nueva dimensión de la amenaza yihadista hasta ahora no conocida: la gestión administrativa de amplios territorios. En este sentido, una de las lecciones que aprendió Estado Islámico del fracaso de su experiencia de 2007 a 2011 en Irak (actuando bajo el nombre de Estado Islámico de Irak) es que para construir un Califato se debe dar a la unidad de explosivos de una compañía del frente militar y al departamento de Servicios Públicos de su organización administrativa la misma importancia.
Precisamente, es en esta estructura administrativa que conforma el segundo nivel de la amenaza yihadista no conocida en la que el autor va a centrar este trabajo. La descripción y el análisis de dicha organización administrativa resulta clave para saber la viabilidad del proyecto de consolidación del Califato por parte de Estado Islámico. Es decir, si el mismo tiene posibilidades de mantenerse y expandirse o, por el contrario, puede colapsar desde dentro a medio o largo plazo. Sin embargo y tal como destacan los analistas Laith Alkhouri y Alex Kassirer en un artículorecientemente publicado sobre el mismo tema, en estos momentos existe un enorme vació de inteligencia sobre la eficiencia y eficacia del sistema administrativo de Estado Islámico que impide poder realizar una valoración de su viabilidad. La no accesibilidad de actores independientes a los territorios en los que gobiernan y la propia propaganda de Estado Islámico como única fuente de información dificultan enormemente esta labor.
En la misma dirección, se produce el mismo vacío de inteligencia si se intenta realizar una aproximación Top-Down a la organización administrativa de Estado Islámico. Es decir, desde su estructura central hasta la local. Por las características del propio actor, existe un enorme hermetismo en el funcionamiento de la estructura a nivel “ministerial” de Estado Islámico, tanto en los órganos de toma de decisiones como son el Consejo de la Shura del Califato y el Consejo de la Sharia, como del nombre de otros “ministerios” y como funcionan, o del propio organigrama que lo conforma. A excepción del califa Abu Bakr al-Bagdadi, del portavoz Abu Mohammad al-Adnani, del supuesto número dos del grupo al que Estados Unidos ha dado ya por muerto hasta tres veces, del nombre de algún comandante de Guerra o del único Sharia conocido integrado en su estructura, Turki al Binali, poca información actualizada (y reitero lo de actualizada) más está disponible fuera de las agencias de inteligencia que trabajan sobre el tema. La aproximación más actual y veraz de la estructura “ministerial” y central de Estado Islámico que se ha realizado es la del artículo del analista Aymmen al-Tamimi.
A pesar de ello, el autor opta por una aproximación Bottom-Up ya que a nivel local y provincial sí se dispone de documentación para intentar estructurar la organización administrativa a nivel local, sectorial y provincial de Estado Islámico. Esta información ha sido filtrada u obtenida y, posteriormente verificada, por algunos analistas iraquíes y sirios como el propio al-Tamimi que dispone de un amplia red de colaboradores sobre el terreno que le ha permitido crear un archivo documental de gran valor para cualquier investigador. Al mismo tiempo, parte de la propaganda que Estado Islámico emite para proyectarse como un actor protoestatal y promocionarse como prestador de servicios y gestor de territorios se realiza a nivel local y provincial. Desde junio de 2014, el autor del artículo ha recopilado el material audiovisual y fotográfico relacionado con el tema y producido por el grupo yihadista, además de hacer seguimiento de blogs y cuentas de simpatizantes y afiliados en redes sociales.
A ello se debería añadir que la organización administrativa de Estado Islámico se podría regir porel principio de subsidiariedad o proximidad en la que la autoridad más próxima es la encargada de prestar el servicio o solucionar el problema o asunto. Aún teniendo en cuenta que este principio permite la creación de oficinas ad hoc o sectoriales para dar respuesta a problemas concretos o locales, estructurar la organización administrativa a nivel local o provincial permite realizar la replica a nivel ministerial. Aunque en este trabajo sólo se va a describir y analizar la administración provincial e inferiores por las razones ya expuestas.
Así y antes de entrar en el capítulo de la descripción y análisis de la organización administrativa a nivel provincial, se deberían hacer algunas consideraciones:
La organización administrativa y su aplicación se realizan según el método profético marcado por el Consejo de la Sharia y sin desviarse de la aqida (creencia religiosa) y del manhaj (aplicación del concocimiento de la creencia correcta) que sigue Estado Islámico.
El artículo describe una estructura tipo y actualizada de organización administrativa provincial, sectorial y local que ya se está aplicando en las provincias de Nineve (Irak) y Raqqa (Siria). Pero ello no significa que dicha estructura sea verdad absoluta o dogma de fe en el sentido que aún existen vacíos de inteligencia en la misma y la posibilidad de la existencia de más departamentos y oficinas, así como variaciones o más funciones asignadas a los departamentos. Además, esta estructura tipo no se aplica en el mismo grado en todas las provincias. Para ello, deberíamos diferenciar entre el nivel de control que Estado Islámico ejerce en las mismas. Así, podríamos diferenciar cuatro niveles diferentes:
1.     Control total o casi total de la provincia. Estado Islámico ejerce la soberanía sobre el territorio y aplica la organización administrativa en su totalidad como actor protoestatal. La actividad militar se realiza a través de un ejército convencional. Ej. las provincias de Raqqa o Níneve.
2.     Control de más de la mitad de la provincia. Estado Islámico es el actor que ejerce la soberanía en el territorio controlado pero hay otro actor que se lo desafía. Aplica la organización administrativa en su totalidad. La actividad militar se realiza como insurgencia o, en algunos casos, como ejército convencional. Ej. Las provincias de Al-Khayr, Anbar, Furat o Jazerah
3.     Control de menos de la mitad de la provincia. Otro actor ejerce más soberanía que Estado Islámico sobre la totalidad del territorio. Se aplica la organización administrativa de manera limitada y no en todos sus departamentos. Actividad militar como insurgencia y, en algunos casos, uso del terrorismo como elemento táctico. Ej. Provincia de Barqa o Sinaí
4.     Territorio declarado como provincia pero con un mínimo control sobre el mismo. Estado Islámico no ejerce soberanía sobre la provincia, sino que esta corresponde a otros actores casi en su totalidad. No se puede aplicar la organización territorial. Uso del terrorismo como elemento táctico. Ej. Las provincias del Cáucaso, las siete declaradas en Yemen, la de Najd o al-Jaza'ir, entre otras.
Finalmente, resulta determinante no olvidarse del contexto que permite a Estado Islámico resurgir y pasar de ser un grupo terrorista, con un nivel de actividad limitada y con unos pocos centenares de miembros en 2010, a ser considerado por el autor como un protoestado en 2015. En cinco años Estado Islámico ha mostrado una gran capacidad de resistencia y adaptabilidad y ha maximizado las oportunidades que la guerra civil siria, la crisis política iraquí y posterior guerra civil y el conflicto libio le ha brindado. Lo mismo que está ocurriendo en Egipto.
En este contexto de brutalidad y caos, Estado Islámico ha aplicado a la perfección uno de los manuales de referencia del yihadismo, “The managment of Savagery” de Abu Bakr Naji. Y en este contexto de brutalidad, la población civil muchas veces debe elegir a corto plazo al actor que percive como el menos malo y el que le suministra más bienestar y seguridad, independientemente de si está de acuerdo o no con su ideario. Y en ello está parte del éxito que hasta el momento ha logrado Estado Islámico y cuya pieza fundamental es su organización administrativa.

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