El Arte Románico
A partir del año 1000 se produjo en
Europa (y especialmente en Alemania, Francia y España) la eclosión del arte
románico. En las formas arquitectónicas se desarrollaron innovaciones centradas
en torno a la vida monástica y el culto a las reliquias, lo que dio lugar a la
construcción de numerosos monasterios y catedrales. En escultura, en cambio, se
generalizó la representación de figuras integradas en la arquitectura y se
recuperó la creación de estatuas de bulto, prácticamente desaparecidas durante
la alta Edad Media.
Arquitectura
La ordenación del monasterio,
establecida en época carolingia por la Regula
Sancti Benedicti de San
Benito de Nursia (480-553), no experimentó grandes modificaciones
en el románico. En las iglesias de los monasterios románicos, regidos por la
regla de la abadía de Cluny,
las innovaciones de mayor alcance fueron la construcción de naves colaterales y la ampliación del deambulatorio, para
facilitar el paso de las continuas procesiones que los monjes debían realizar
cantando los salmos por el recinto eclesial. El monasterio románico incorporaba
también la sala capitular,
dedicada a la lectura diaria de los capítulos de la regla, y el locutorio, único lugar donde se podía
romper la imposición de silencio.
Junto con el monasterio, la otra
construcción que experimentó notable auge en la arquitectura románica fue la iglesia de peregrinación. Eran iglesias
de grandes dimensiones con tres o cinco naves y girola con capillas y con amplias tribunas para acoger a los
peregrinos.
En las iglesias románicas predominaba el macizo sobre el vano, los muros eran
gruesos, la iluminación escasa, las bóvedas
de cañón o de arista y
los arcos eran semicirculares, llamados de
medio punto, a veces decorados con molduras. Otra característica era
la abundancia de escultura
ornamental.
Claustro del monasterio de Las Huelgas (1187), Burgos.
Escultura
La mayor parte de las expresiones
escultóricas románicas se ubicaban en las portadas de
las iglesias y en los capiteles de
las columnas de naves y claustros. En las portadas solían aparecer en los tímpanos (espacios semicirculares
situados sobre la puerta de acceso a la iglesia), o bien en las columnas y
arquivoltas que los enmarcan.
La mayor parte de las estatuas
representaban a Jesucristo Pantócrator, en actitud de rey o caballero medieval
rodeado de una corte de arcángeles o ancianos. También la Virgen era
representada en el trance de la Dormición o en su Coronación, siempre en
actitud majestuosa.
Un argumento recurrente en la escultura
románica era el mundo natural,
con representación de animales, plantas o imágenes simbólicas de los trabajos
del hombre o de seres fantásticos y monstruosos, en tanto que encarnaciones de
la grandeza y la pluralidad de la creación divina.
Algunos de los más brillantes conjuntos
escultóricos románicos pueden admirarse en la catedral de Santiago de Compostela, o en el
claustro de Santo Domingo de Silos,
en España, y en las iglesias de Saint-Trophîme de
Arlés o Saint Pierre de Carennac,
en Francia.
Detalle del parteluz del Pórtico de la Gloria, en la catedral de
Santiago de Compostela.
Pintura
Aunque el arte románico es
fundamentalmente pétreo y, en consecuencia, sus expresiones más relevantes son
las arquitectónicas y las escultóricas, la pintura románica presenta
manifestaciones importantes. Los coloristas frontales de altar y frescos de
iglesias románicas como las de San
Isidoro de León, San
Clemente de Tahull, en Lérida, o San
Quirce de Pedret, en Barcelona.
Pantócrator del mural del ábside de San Clemente de Tahull,
siglo XII. (Lérida, trasladado al Museo de Arte de Cataluña, Barcelona).
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